La tarde se fue calentando con el taller de Risoterapia y las risas que llegaban desde «las escuelas», alertaron al resto de vecinos. Acto seguido, se congregaron en la plaza temiéndose lo peor, la posibilidad de tormenta amenazaba el partido de fútbol que dos desastrosos árbitros iban a dirigir. Tanto el árbitro principal como el linier se esforzaron mucho para hacer reír al personal, y sus carcajadas mandaron un mensaje a las nubes para que no descargaran su valiosa mercancía hasta casi el final del partido.
Gracias a todos los vecinos y vecinas de Quintana del Puente por su buen humor y por aguantar la lluvia con una sonrisa.