Cada vez que vamos a Arenillas de San Pelayo tenemos un subidón de autoestima. El cariño que nos dan los participantes del encuentro es tan bonito y sincero que nos hace sentirnos muy felices. Los árbitros lo pasaron mal, en pleno partido tuvieron que parar un poco porque no podían parar de reír. Solo tenemos palabras de cariño para gente tan maravillosa y para las trabajadoras de escuelas campesinas que son geniales .