El objetivo no sólo era amenizar el desfile previo a la Gala del Deporte de Villamuriel de Cerrato, sino también ser el maestro de ceremonias, presentar, divertir, hacer reír…. Y este árbitro puede decir: ¡objetivo cumplido! Durante el desfile l@s asistentes disfrutaron esquivando conos, golpeando inacabablemente un balón trucado, desfilando como modelos o recibiendo medallas de «oro del bueno». En la gala el árbitro renunció a su profesión y se dedicó a la música. Tan bien le cayó al público que tuvo que volver al arbitraje deportivo.